Adiós a Mossèn Ballarín

La casualidad ha querido que el fallecimiento de

Mossèn Ballarín haya coincidido con la publicación en El Ciervo de un nuevo espacio titulado “Párrafos que dejan huella” en el que incluimos una cita publicada en el libro Quédate con nosotros, de Rosario Bofill.

La cita que recoge Rosario Bofill, a partir de su conversación con él, dice lo siguiente:

“Para mí, ir hacia Dios es como ir por aquel camino cubierto de nieve cuando aún no ha pasado nadie y que no ves porque la niebla te lo cierra: en el fondo hay una especie de luz difusa que te hace adivinar y sigues andando. Y cuando te vas acercando, la luz se va alejando, pero la vas adivinando. Para mí, caminar en la fe es andar por un camino a veces cubierto de niebla”.

Estas han sido, pues, las últimas palabras de Mossèn Ballarín en

El Ciervo.

Nosotros no lo sabíamos y tampoco él, pero nuestro número de marzo-abril de la revista que incluye este bello mensaje entraba en la imprenta casi al mismo tiempo que el anciano cura emprendía el camino definitivo, “cubierto a veces de niebla”, hacia la paz. Descanse en ella.

Josep Maria Ballarín ha sido un buen amigo de

El Ciervo, colaborador con numerosos artículos y participante en cuantas peticiones le hicimos, siempre dispuesto a ayudar, a reflexionar, a preguntar y, a ser posible, responder.

Conocido popularmente en Cataluña como Mossèn Ballarín, ha muerto a los 96 años en Berga, ciudad donde vivió la mayor parte de su vida como custodio del santuario de Santa Maria de Queralt Escribió más de veinte libros, la mayoría sobre religión, pero el que le hizo realmente popular fue

Mossèn Tronxo, una novela sobre las vivencias en la Cataluña franquista de un cura rural y algo peculiar –al estilo del Don Camilo, de Guareschi– y sus relaciones con los feligreses, el alcalde y el sargento de la Guardia Civil. Escrita en un lenguaje sencillo, directo y con mucho sentido del humor la novela se convirtió en un fenómeno masivo (vendió, desde 1989, más de 100.000 ejemplares en catalán) y abrió a Mossèn Ballarín las puertas de la televisión.

Su bonhomía, su talante bienhumorado, sus profundas convicciones catalanistas, su sólida cultura clásica humildemente disimulada le convirtieron en un personaje reclamado por los medios audiovisuales para participar en tertulias y debates y le hicieron acreedor de distintos premios y reconocimientos oficiales. Se los tomaba con cierta sorna. Para él lo importante era ser útil, servir, ayudar. Por eso ha sido un hombre muy querido por los que estaban cerca de él. Y también por los que lo conocían por lo que escribió, por lo que comunicó y por lo que conocieron de su comportamiento honesto, libre y bondadoso.

Foto: Youtube

Redacción

Compartir