Saber ganar

Aitor Cebrián Montiel, de 21 años, dedica unas horas al día a entrenar a los benjamines del club de fútbol de su pueblo, Aielo de Malferit, en Valencia. Hace poco su equipo recibió en partido de campeonato la visita del Contestano, de la localidad alicantina de Cocentaina. El padre de uno de los niños del equipo visitante tuvo necesidad de ir al lavabo del vestuario minutos antes de empezar el partido y desde allí no es que escuchara sino que no pudo evitar oír claramente una voz que provenía de la caseta del equipo local. Era la de Aitor Cebrián, que daba instrucciones a sus jugadores. Les dijo eso:

“Acabo de ver entrar a los niños contra los que vais a jugar hoy, y son más pequeños que vosotros. Son de primer año y no debieran competir con vosotros en esta categoría. Están goleándolos cada semana y querría que os pusierais en su lugar. No quiero que celebréis ningún gol, no los presionéis en su campo, dejadlos que jueguen un poco y que puedan disfrutar de jugar al fútbol. Vamos a ser respetuosos con ellos”.

Al padre le faltó tiempo para comentarlo, muy admirado. Y es, en efecto digno de admirar el gesto del entrenador y la lección que dio a sus jugadores, sobre todo porque, por desgracia, no es muy corriente ese estilo de deportividad en el fútbol, deporte que algunos dicen que es ‘para listos’ con lo cual quieren decir para jugadores que saben engañar al árbitro, fingir que les hacen faltas y reclamar tarjetas de penalización para los rivales, forzar penaltis echándose sin cuento a la piscina, simular calambres para perder tiempo, disimular sus entradas duras o sucias, protestar, indignarse, gesticular, insultar y hasta escupir. Para listos.

Hay que celebrar que el entrenador Aitor Cebrián no esté en esa línea. Él cree que su actitud no debería ser noticia como no suele serlo lo rutinario, lo habitual. Pero lo ha sido porque su comportamiento no es la norma , es decir normal, sino la excepción.  Esto es esperanzador, teniendo en cuenta su juventud. Puede que estén empezando a crecer nuevas generaciones de benjamines menos listas y más sensatas. Ojalá. También es bonito que la directiva del equipo rival, el CD Constestano de Cocentaina, reunida oficialmente en junta, haya enviado a Cebrián una carta de agradecimiento en la que dice que “gestos como estos son los que hacen grande el deporte, que no es solo competición sino también educación y respeto al rival”. Muy bien. El deporte puede servir para jugar y divertirse, para ejercitar el cuerpo y mantenerse sano y también, sí, para educar. Se puede enseñar a no ser tan listo, el valor y la belleza del juego limpio, el respeto a las reglas del juego, al árbitro y a los rivales, la aceptación de los límites y a la vez el empeño por superarlos, el compañerismo, la amistad, el sacrificio, la buena relación con los adversarios.

 

El Ciervo

La carta íntegra del CD Contestano

 

Los benjamines del CD Constestano perdieron aquel encuentro con el Ayelo por 11 a 0. Ellos, que son un año más pequeños que los demás hace tiempo que han aprendido a perder. Los del FC Aielo, gracias a Aitor Cebrián, aprendieron ese día otra positiva lección: a saber ganar. Que es seguramente más difícil.

Jaume Boix, director de El Ciervo

Compartir