Sobre la tiranía: alegato necesario pero incompleto

Si están preparando sus maletas para las vacaciones que ahora empiezan, no olviden este sencillo, directo y necesario texto de Timothy Snyder.

“Sobre la tiranía. 20 lecciones que hemos de aprender del siglo XX”, es seguramente, como lo fue el “¡Indignaos!” de Stephan Hessel en el contexto de la crisis financiera y de sus consecuencias, un libro que formará parte de una constelación de textos preocupados por el devenir de la democracia y la consolidación de lo que hoy llamamos “posverdad”.

Este historiador estadounidense, discípulo de Tony Judt (“Algo va mal”, 2010), elabora un pequeño manual de resistencia ante la deriva postdemocrática que está viviendo, especialmente, el mundo occidental. “No obedecer con anticipación”, “Defender las instituciones”, “Asumir las responsabilidades de cada uno ante el mundo”, “Investigar” o “Contribuir a las buenas causas”, son algunas de las recomendaciones que ofrece, especialmente alarmado por la llegada de Trump a la Casa Blanca, y estableciendo la llegada del régimen nazi en la década de 1930 o la de algunos regímenes comunistas en la segunda mitad del siglo XX como ejemplos históricos que no cabe olvidar. La comparación a veces funciona (y asusta), y en otros casos resulta exagerada, pero lo que está claro es que los paralelismos existen y que la advertencia es pertinente.

Es especialmente sugerente una de sus veinte advertencias: “Estad alerta con el uso de las palabras extremismo y terrorismo”, señala el autor. “Sed conscientes de los fatídicos conceptos de emergencia y excepción”. Son los instrumentos utilizados hoy día, asegura, para destruir todo tipo de normas, haciendo hincapié en lo que considera el falso y dañino debate actual entre ‘libertad’ y ‘seguridad’ que plantean muchos dirigentes desde inicios de este siglo.

Ahora bien, el relato de Snyder es incompleto. Su análisis se queda en el fotograma actual, el de los populismos xenófobos y en el cómo afrontar a partir de ahora las consecuencias de una coyuntura hace unos años impensable, obviando así el caldo de cultivo creado por el proyecto neoliberal de los

Chicago boys

desde los años setenta y que ha ido consolidando sociedades cada vez más precarizadas, desiguales, desprotegidas y atomizadas y en el que la política ha pasado a ser un apéndice de lo financiero. Snyder olvida que cuando imperaba el discurso del “final de la historia” y del “no hay alternativa” muchas voces insistían en la necesidad de pensar otros mundos posibles que, precisamente, trataran de apuntalar un mundo centrado en la vida, el bienestar, la solidaridad o la viabilidad del planeta. “Contra la tiranía” debe entender que Trump no es la causa sino el síntoma de un mundo que se nos ha ido de las manos.

Óscar Mateos, profesor de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL, miembro del Centro de estudios Cristianismo y Justicia

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